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martes, diciembre 18, 2012

Manolo, marca ya!

1977.
El año en que en el Registro Civil se pudieron por fin inscribir nombres en catalán o euskera. El año de la matanza de Atocha, el del mayor accidente de aviación (583 muertos) en el aeropuerto de Los Rodeos, el de la legalización del Partido Comunista de España, el de las primeras elecciones de la democracia, el de la muerte de Elvis, Groucho y Maria Callas o el último partido como profesional de Pelé con el Cosmos. Y, también, el año en que se pusieron vallas en los campos de fútbol de España.
El 30 de enero de aquel año el Barça, líder, arrancó un positivo empate en el Bernabéu, manteniéndose en el liderato gracias a que el Atlético no pasó del mismo 1-1 en Salamanca. Se jugaba la jornada 20 y nada hacía pensar en el habitual derrumbe del equipo barcelonista. Todo estaba por llegar.

Y todo comenzó a explotar una semana después, el seis de febrero, con ocasión de la visita del Málaga al Camp Nou, una fría tarde de domingo que degeneró en un escándalo mayúsculo, con la segunda expulsión de Johan Cruyff desde que jugaba en España (curiosamente la primera la había sufrido en La Rosaleda y abandonó el campo rodeado por los 'Grises')
y una frase, tan mítica y legendaria como falsa, que pasó a la historia. 'Manolo marca ya!'. Manolo, Clares, no marcó en aquel partido que ganó el Barça por 2-1 pero la exclamación quedó para siempre en el imaginario del barcelonismo.
Aquel seis de febrero, a los 34 minutos de partido y ganando el Barça por 1-0, un centro cerrado al área pequeña de Mora fue rematado en fuera de juego y con la mano por Esteban. El gol, para pasmo de todo el mundo, fue dado por válido por el árbitro del partido, Ricardo Melero Guaza. Mediada la segunda parte Neeskens marcó el 2-1, poco después saltó un espectador al césped con una muleta y una senyera y a un cuarto de hora del final estalló todo. En cuatro minutos Melero no señaló un claro penalty de Laguna a Cruyff, anuló un gol por fuera de juego al holandés y pasó por alto otro penalty por manos de un defensa andaluz. En ese momento, con el público ya encendido, Johan acudió a protestar y se ganó la tarjeta amarilla... que en un instante degeneró en expulsión.

Rodeado de futbolistas, el árbitro se mantuvo impasible y Johan abandonó el campo con cara de póker. Acabó el partido como el rosario de la aurora, con invasión de campo y agresión al árbitro en una escena dantesca para dar paso a la leyenda. Mientras las autoridades decidían imponer las vallas en los estadios, Cruyff puso en marcha su estrategia de comunicación, que se basó en afirmar, en jurar y perjurar, que solamente había exclamado 'Manolo, marca ya!' dirigiéndose a su compañero Clares. Hubo días después, incluso, un careo en el que Johan se mantuvo inalterable en su declaración... Y sufrió una sanción de tres partidos.
Años después, siendo ya entrenador del Dream Team, Cruyff echó por tierra su propia leyenda. 'Con todas las letras se lo dije: Hijo de puta' admitió el holandés rememorando aquella tarde de 1977. Pero el 'Manolo, marca ya!' no desapareció, no desaparece, del imaginario barcelonista. Clares, un goleador de los de antes, trabajador infatigable del área, fue el protagonista involuntario precisamente una tarde en que no marcó, pero que marcó su nombre para siempre.

LA CAÍDA
A partir de aquel domingo llegó el derrumbe. El Barça, que salió de aquella jornada 21 líder y con un punto de ventaja sobre el Atlético de Madrid, cosechó tres empates y tres derrotas consecutivas en las siguientes seis jornadas, descolgándose a cuatro puntos del equipo colchonero, a la postre campeón. El veinte de marzo, en Burgos, acabó por hundirse en todos los órdenes aquel equipo de Michels, en otra histórica jornada concluida en una discoteca de Madrid... Pero, como si de un Titanic se tratase, el hudimiento en seis actos lo fue sufriendo ante Salamanca (2-0), Athletic (0-2), Atlético (1-1), Hércules (2-2), Sevilla (3-3) y Burgos (1-0). Curiosamente, en El Helmántico y en el Rico Pérez, Juanito y Barrios, dos ex jugadores del Barça, fueron protagonistas con sus goles de la caída de aquel líder con los pies de barro. Ironías del destino.

EL ESCENARIO
La expulsión de Cruyff, el escándalo del Camp Nou, la sanción de tres partidos al holandés, el escarnio sufrido por el Barça, fueron vistos entonces y son recordados ahora como un ataque del 'centralismo' a una Catalunya que bramaba por la restauración de la Generalitat, que el once de septiembre reunió a más de un millón de personas en las calles de Barcelona reclamando el Estatut y que se sentía víctima de una opresión que ahogaba su personalidad. Aquel seis de febrero, los agresores de
Melero Guaza no fueron jovenzuelos ultras bajo la bandera de un hooliganismo que no existía en España, sino aficionados de mediana edad que incluso argumentaron su acción. 'Le cacé bien, yo le di el puñetazo mejor colocado. Sentí un relajamiento inmenso. Me dije: ya está. De acuerdo, no era correcto, pero son ya muchos años de mafia contra el Barça, de dictadura contra Catalunya ¿Por qué tuvo que expulsar a Cruyff aquí en casa? Vengué una ofensa a Cruyff ¿Cuándo va a invitar el señor Montal a Porta (presidente de la Federación) al Camp Nou? Tenemos preparadas para él y para Plaza (presidente Comité de Árbitros) dos sogas que colgarán del dedo de Colón'. Son algunas de las palabras, declaradas a la desaparecida revista Don Balón, de quien saltó al campo a linchar a Melero Guaza.



Campo: Camp Nou, 80.000 espectadores.
FC Barcelona: Mora, Ramos, Migueli, Olmo, Amarillo, Neeskens, Sánchez, Asensi, Marcial (Rexach 69'), Cruyff y Clares.
CD Málaga: Meléndez, Aráez, Vavá, Popó, Laguna, Vilanova, Cervera (Aicart 69'), Vílchez, Castronovo, Requejo y Esteban.
Árbitro: Ricardo Melero Guaza. Amonestó a Mora y Castronovo. Expulsó (75') a Cruyff.
Goles: 1-0, Cruyff (18'). 1-1, Esteban (34'). 2-1, Neeskens (59').

domingo, agosto 12, 2012

Zubizarreta, el interior de Cruyff



Papendhal, un lugar que poco debe significar en el presente del Barça, es donde todo empezó. Un pequeño pueblo a un centenar de kilómetros al sureste de Amsterdam, típico holandés, fue el sitio elegido por Johan Cruyff para empezar a dar forma a su ideario futbolístico en el Barça, en el verano de 1988. Allí fue donde el convulso club que procedía del motín del Hesperia transitaba hacia el futuro intentando olvidar el pasado reciente. Con media plantilla del curso anterior ya facturada, con Carrasco o Julio Alberto señalados, con Zubizarreta marcado, con Roberto cuestionado... Con mucho por hacer. Y con Cruyff mostrando desde el primer día que sus galones eran intocables.


Allá viajó el Barça dispuesto a aprender a toda prisa la intocable, indiscutible, filosofía que Johan pretendía dar a su equipo. Y a fe que en apenas cuatro días todo quedó al descubierto. Tan diferente al presente, en aquellos días las pretemporadas constaban de un entrenamiento matinal y un partido amistoso vespertino ante algún equipo amateur. La presentación, el 25 de julio, se saldó con un 1-6 ante el Varsseveld; un día después fueron diez al Vierden; el 27 cuatro al TEVV y el 28 de julio tocó marcarle nada menos que 16 al Veloc. Pero ese cuarto partido, ese 0-16, con tres goles de un Julio Salinas recién llegado y elogiado sin reservas por Cruyff (lo que son las cosas) mostró al barcelonismo algo nunca visto. Zubizarreta, el capitán, el portero indiscutible del equipo y de la selección, jugando... de interior!


Decidido Cruyff a jugar cada partido de pretemporada con un portero distinto, aquella tarde le tocó el turno a Unzué y Zubi se fue a sentar tranquilamente en el banquillo. Fueron cayendo los goles al mismo ritmo que las sustituciones hasta que en el minuto 78 Johan se giró hacia Andoni y le dijo que iba a salir sustituyendo... a Jordi Roura. Doce minutos nada más, escasos pero de un mensaje muy claro por parte del entrenador, que restando importancia al hecho en si mismo, sí admitió pocos días después que su portero no sólo servía para atajar balones, sino, también, para iniciar el juego ofensivo del equipo, con los pies, algo en lo que Zubizarreta, de hecho, nunca fue un especialista.





Aquella tarde lluviosa en el Sport Park de Eindhoven, 1.500 aficionados y todos (que no eran demasiados) los periodistas catalanes presentes en la pretemporada, descubrieron abruptamente otro de los secretos que guardaba Johan Cruyff. El fútbol de ataque iniciado desde la portería, los extremos, el pase al primer toque, los rondos, los peloteros... Y Zubizarreta como protagonista de excepción, involuntario pero colocado en el primer plano.

Cuando, hoy, a Víctor Valdés se le supone un especialista más con los pies, cuando desde el primer equipo benjamín y hasta el profesional los porteros del Barça tienen presente que ese dominio del balón como dogma de fe, bueno es recordar lo que ocurrió una tarde de julio, hace ya 24 años en Eindhoven. Fue un 28 de julio, mientras Migueli, lesionado, tomaba un avión de regreso a Barcelona sin imaginarse que su presencia en la plantilla de Cruyff sería ya poco menos que testimonial. A la vez que crecía el protagonismo de un tal Luis Milla, el primer '4', y se reivindicaba un jovencísimo Guillermo Amor. El mismo día que Archibald firmaba el finiquito y López López, perdonado Carrasco, se marchaba cedido al Oviedo.


Finales de julio de 1988, un día antes de que Ángel Maria Villar fuera proclamado presidente de la Federación Española de Fútbol... Cargo en el que, a pesar de todo, permanece.

Campo: Sport Park, Eindhoven, 1.500 espectadores.
Veloc Eindhoven: Aanraad, Bogers Kernenade,Meeking, Milhhes, Noijen, Roas, Sinten, Smulders, Suijders y Speck.
FC Barcelona: Unzué, Serer, Serna, Roberto, López Rekarte, Salva, calderé, Eusebio, Roura, Urbano y Carrasco. 2ª Parte: Unzué, Cristóbal, Alexanko, Manolo Hierro, Julio Alberto, Milla, Amor, Mullerm Soler, Roura (Zubizarreta 78'), Julio Salinas y Begiristain.
Goles: 0-1, Calderé (4'). 0-2, Urbano (15'). 0-3, Salva (30'). 0-4, Calderé (39'). 0-5, Eusebio (42'). 0-6, Hierro (48'). 0-7, Soler (60'). 0-8, Begiristain (63'). 0-9, Julio Alberto (64'). 0-10, Milla (69'). 0-11, Alexanko, de penalty (75'). 0-12, Julio Salinas (79'). 0-13, Julio Salinas (82'). 0-14, Soler (83'). 0-15, Begisristain (84'). 0-16, Julio Salinas (88').
Árbitro: Merks (Holanda). Sin tarjetas.