Papendhal, un lugar que poco debe significar en el presente del Barça, es donde todo empezó. Un pequeño pueblo a un centenar de kilómetros al sureste de Amsterdam, típico holandés, fue el sitio elegido por Johan Cruyff para empezar a dar forma a su ideario futbolístico en el Barça, en el verano de 1988. Allí fue donde el convulso club que procedía del motín del Hesperia transitaba hacia el futuro intentando olvidar el pasado reciente. Con media plantilla del curso anterior ya facturada, con Carrasco o Julio Alberto señalados, con Zubizarreta marcado, con Roberto cuestionado... Con mucho por hacer. Y con Cruyff mostrando desde el primer día que sus galones eran intocables.
Allá viajó el Barça dispuesto a aprender a toda prisa la intocable, indiscutible, filosofía que Johan pretendía dar a su equipo. Y a fe que en apenas cuatro días todo quedó al descubierto. Tan diferente al presente, en aquellos días las pretemporadas constaban de un entrenamiento matinal y un partido amistoso vespertino ante algún equipo amateur. La presentación, el 25 de julio, se saldó con un 1-6 ante el Varsseveld; un día después fueron diez al Vierden; el 27 cuatro al TEVV y el 28 de julio tocó marcarle nada menos que 16 al Veloc. Pero ese cuarto partido, ese 0-16, con tres goles de un Julio Salinas recién llegado y elogiado sin reservas por Cruyff (lo que son las cosas) mostró al barcelonismo algo nunca visto. Zubizarreta, el capitán, el portero indiscutible del equipo y de la selección, jugando... de interior!
Decidido Cruyff a jugar cada partido de pretemporada con un portero distinto, aquella tarde le tocó el turno a Unzué y Zubi se fue a sentar tranquilamente en el banquillo. Fueron cayendo los goles al mismo ritmo que las sustituciones hasta que en el minuto 78 Johan se giró hacia Andoni y le dijo que iba a salir sustituyendo... a Jordi Roura. Doce minutos nada más, escasos pero de un mensaje muy claro por parte del entrenador, que restando importancia al hecho en si mismo, sí admitió pocos días después que su portero no sólo servía para atajar balones, sino, también, para iniciar el juego ofensivo del equipo, con los pies, algo en lo que Zubizarreta, de hecho, nunca fue un especialista.
Aquella tarde lluviosa en el Sport Park de Eindhoven, 1.500 aficionados y todos (que no eran demasiados) los periodistas catalanes presentes en la pretemporada, descubrieron abruptamente otro de los secretos que guardaba Johan Cruyff. El fútbol de ataque iniciado desde la portería, los extremos, el pase al primer toque, los rondos, los peloteros... Y Zubizarreta como protagonista de excepción, involuntario pero colocado en el primer plano.
Finales de julio de 1988, un día antes de que Ángel Maria Villar fuera proclamado presidente de la Federación Española de Fútbol... Cargo en el que, a pesar de todo, permanece.
Campo: Sport Park, Eindhoven, 1.500 espectadores.
Veloc Eindhoven: Aanraad, Bogers Kernenade,Meeking, Milhhes, Noijen, Roas, Sinten, Smulders, Suijders y Speck.
FC Barcelona: Unzué, Serer, Serna, Roberto, López Rekarte, Salva, calderé, Eusebio, Roura, Urbano y Carrasco. 2ª Parte: Unzué, Cristóbal, Alexanko, Manolo Hierro, Julio Alberto, Milla, Amor, Mullerm Soler, Roura (Zubizarreta 78'), Julio Salinas y Begiristain.
Goles: 0-1, Calderé (4'). 0-2, Urbano (15'). 0-3, Salva (30'). 0-4, Calderé (39'). 0-5, Eusebio (42'). 0-6, Hierro (48'). 0-7, Soler (60'). 0-8, Begiristain (63'). 0-9, Julio Alberto (64'). 0-10, Milla (69'). 0-11, Alexanko, de penalty (75'). 0-12, Julio Salinas (79'). 0-13, Julio Salinas (82'). 0-14, Soler (83'). 0-15, Begisristain (84'). 0-16, Julio Salinas (88').
Árbitro: Merks (Holanda). Sin tarjetas.