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martes, agosto 09, 2011

Cinco de noviembre. Anonimus Colonia

El grupo Anonimus, dicen, ha amenazado con destruir la red social Facebook el próximo cinco de noviembre de 2011. Una fecha cualquiera... A no ser que se trate del Barça, que tiene esa fecha clavada en sangre. Y es que las dos peores humillaciones europeas sufridas en el Camp Nou acaecieron un cinco de noviembre. La primera, en 1980, motivó el doloroso cese de un personaje de leyenda como Ladislao Kubala; la segunda, en 1997, provocó un cantado adiós a la Champions en el primer curso de Louis Van Gaal como entrenador. En 1997, de hecho, el KO continental era ya esperado en esa fecha, por cuanto se jugaba la cuarta jornada de una liguilla que el Newcastle de Asprilla y el PSV de Cocu habían puesto demasiado cuesta arriba.

El 0-4 que entronizó a Shevchenko y acabó por sentenciar a Vitor Baía en 1997, con un Dinamo Kiev atómico que asaltó el Camp Nou sin piedad, igualó la primera y hasta entonces peor humillación sufrida por el Barça en Europa. La situación social y deportiva en 1980, de hecho, no era para nada más cómoda entonces, dos años después de la llegada de Núñez a la presidencia y con un Kubala que en apenas tres meses ya estaba con el agua al cuello, descolgado en la Liga y pendiente de cualquier tropezón para ser despedido, con Helenio Herrera en la recámara por segunda vez y un equipo al borde de un ataque de nervios.

Pero, para nada, podía imaginarse tal descabello aquel cinco de noviembre, dos semanas después de haber dado la campanada en el estadio Müngersdorf, cuando un solitario gol de Quini había puesto en franquicia aquella eliminatoria de 1/16 de final de la Copa de la UEFA. Con Schuster en la tribuna (fichado diez días antes) y los ánimos, parecía, renovados tras ganar en Alicante al Hércules, aquel partido ante el Colonia de Rinus Michels debía significar un resurgir... que se convirtió en un funeral tan inesperado como definitivo.
"Nosotros no podemos marcar los goles" expresó después en la tribuna un Núñez que acabó sentenciando el cese de Kubala, en una noche fría, lluviosa y catastrófica como pocas se recuerdan. Ahora, de hecho, a nadie se le pasaría por la imaginación situación similar. Y es que eran otros tiempos. El 1-0 favorable con que inició el Barça el partido desapareció rozando el minuto 40, cuando Strack lanzó un lejano misil que sorprendió a Artola y abrió la caja de los truenos en las gradas, con una afición de uñas con el equipo y que contempló como la lesión sufrida por Migueli (en su partido europeo número 50) le dirigía al matadero.

Aquel 0-1 con que acabó el primer tiempo y que igualaba la eliminatoria se temía ya como el inicio del fin. Y lo significó de mala manera. Apenas iniciado el segundo, Littbarski le regaló un centro de oro a Engels que puso el 0-2 y con el Barça roto, con apenas cinco minutos de diferencia (64 y 69) el propio Littbarski y Dieter Müller convirtieron el KO en una humillación histórica, con la hinchada barcelonista expresando pañuelo en mano su descontento, Kubala hundido en el banquillo y el Barça entrando en barrena.
Situaciones que hoy se antojan utópicas eran por aquel entonces habituales. Entre julio de 1978 y noviembre de 1980 desfilaron tres entrenadores por el banquillo. Rifé, ganador en Basilea había sido despedido y casi denunciado y la caída de Kubala motivó el regreso de Helenio Herrera, un veterano personaje que veinte años antes había sido el artífice del último gran Barça que se recordaba. Y que tuvo la misión de resucitar a un equipo muerto y enterrado a manos de un Colonia que asaltó como nadie podía sospechar el Camp Nou.

La noche acabó con incidentes, primero contra el banquillo del Colonia y después en las puertas de la tribuna. Con la afición clamando el grito de guerra habitual de 'Neeskens' como reprobación hacia todo y el Barça en puertas del fracaso más absoluto. Hoy nadie puede imaginar situación similar. Pero en aquel entonces era moneda habitual...

Campo: Camp Nou, 60.000 espectadores.
FC Barcelona: Artola, Ramos, Migueli (Martínez 40'), Manolo, Alexanco, Sánchez (Zuviría 23'), Canito, Asensi, Simonsen, Ramírez y Quini.
FC Colonia: Schumacher, Prestin (Littbarski 40'), Konopka, Strack, Willmer, Cullman, Engels, Botteron, Bonhoff, Müller y Woodcock.
Árbitro: Patrick Partrige (Inglaterra). Amonestó a Manolo y Alexanko del Barcelona y a Engels y Bonhoff del Colonia.
Goles: 0-1, Strack (39'). 0-2, Engels (46'). 0-3, Littbarski (64'). 0-4, Müller (69').

viernes, agosto 05, 2011

Bakero, Ehrmann y el milagro de Betzemberg

“Sin la ayuda de Dios no se llega a ninguna parte. Hemos jugado el peor partido del año pero la suerte ha sido decisiva. Ahora sí que tengo muchas esperanzas de ganar la Copa de Europa”. Johan Cruyff, sonrisa nerviosa como pocas veces se le vio, admitía en silencio, en los pasillos de Fritz Walter Stadion, que la fortuna había vuelto a visitarle en el momento preciso. Aunque esta vez fue en el prólogo de una obra inolvidable, la que acabaría 195 días después en el viejo y legendario Wembley.

El seis de noviembre de 1991, con dos goles de ventaja y una extraña confianza en su seno, el Barça se presentó en Kaiserslautern a cerrar su billete para la primera liguilla de la historia de la Copa de Europa. El campeón alemán no era el Bayern, sino un equipo que había ganado su primera Bundesliga en 38 años, con un equipo huérfano de estrellas y que en buena lógica no debía significar mayor contratiempo en esos octavos de final... Pero a los tres minutos de la segunda parte el FCK había igualado la eliminatoria y a un cuarto de hora para el final Goldbaek había encendido el infierno con un 3-0 que dejaba en la calle al Barça. Vestido de naranja, y colorado de los nervios, el equipo de Johan Cruyff se dirigía al matadero de manera irremediable cuando emergió de la nada José Mari Bakero para elevarse más que Kranz y Scherr y cabecear un balón imposible a la red.
Cruzado y envenenado, ese remate acompañado desde la distancia por millares de hinchas desesperados dejó clavado en el suelo a Gerry Ehrmann, el tipo que defendió más de 400 partidos la meta del Kaiserslautern entre 1984 y 1998 y que nunca ocultó, con el paso de los años, que aquel seis de noviembre vivió la mayor de las decepciones de su carrera. No es extraño si se considera que el gol de Bakero llegó cuando faltaban 15 segundos para alcanzar el minuto 90. “Debí llegar a ese remate. No sé qué me pasó que me quedé clavado mirando el balón” admitió tiempo después aquel portero que creció a la sombra del inolvidable Toni Schumacher en el Colonia y que once años y un día antes, el cinco de noviembre de 1980, había contemplado desde el banquillo como el Colonia asaltaba a lo bestia el Camp Nou para, con un 0-4, sentenciar el despido de Kubala.
Su relación con Schumacher nunca fue estrecha ni cordial y en cuanto abandonó Colonia con destino a Kaiserslautern no ocultó sus diferencias con aquel excéntrico portero recordado por su calidad... Y por una entrada asesina al francés Battiston en las semifinales del Mundial de 1982. Curiosamente, y a pesar de ser considerado desde su paso al Kaiserslautern en 1984 uno de los mejores y más regulares porteros de la Bundesliga, Ehrmann nunca alcanzó la selección alemana. Gerry fue a suceder en Betzenberg a un ídolo como Ronnie Hellström y si aquel es recordado, éste es poco menos que una leyenda... Con su noche trágica.

La ayuda de Dios, como dijo Cruyff, acudió al auxilio del Barça en el momento más dramático de aquella temporada. De hecho, el mismo Zubizarreta que sufrió una falta en el 1-0 y se quedó mirando en el 3-0, salvó dos remates envenenados y con sabor a gol que hubieran trasladado la eliminación a la categoría de humillación. Vestido de naranja y rojo de la ira, un empujón innecesario de Haber a Nadal en el minuto 89 dio paso a un milagro quizá poco conocido en el presente triunfal del Barça pero que explica, sin duda, qué era en aquellos tiempos el club. Para redondear el milagro, porque el partido no acabó con el vuelo de Bakero, apareció otra vez, salvador y no suficientemente elogiado entonces, Andoni Zubizarreta en el minuto 92 para sacar una mano milagrosa a un cabezazo de Haber. Encajó tres goles en siete remates pero aún fue trascendental, casi tanto como Bakero y, desde luego, más que Gerry Ehrmann, hoy preparador de porteros del propio Kaiserslautern y que sigue sin olvidar aquella noche del seis de noviembre de 1991.




Campo: Fritz Walter Stadion, 32.500 espectadores
FC Kaiserslautern: Ehrmann, Funkel, Shäfer, Hoffman, Goldbaek, Lelle (Kranz 87'), Hotic, Scherr, Witeczek, Haber y Kuntz.
FC Barcelona: Zubizarreta, Nando, Cristóbal, Guardiola (Nadal 80'), Koeman, Eusebio, Bakero, Witschge, Begiristain y Stoichkov.
Árbitro: Erik Fredriksson (Suecia).
Goles: 1-0, Hotic (34'). 2-0, Hotic (48'). 3-0, Goldbaek (76'). 3-1, Bakero (90').