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martes, noviembre 15, 2011

Beveren: Sant Artola gloriós y pasaporte a la gloria

Temporada 1978-79. Primer año sin Cruyff; primer año con Núñez. Y la vida sigue igual. Quinto en la Liga a ocho puntos del Real Madrid y KO en la Copa tras encajar un humillante 4-0 en Mestalla, una pequeña ciudad de Flandes, de apenas 45.000 habitantes, iba a convertirse en el paso al infierno o resurrección del Barça de Quimet Rifé, sustituto de Lucien Muller tras el desastre de València como entrenador y que de buenas a primeras se encontraba ante el reto mayúsculo de convertir a un equipo en barrena en ese triomfant prometido por Núñez.

Era el segundo partido oficial de Rifé al frente del equipo, tras haber debutado con un incontestable 6-0 al Sporting el domingo anterior que devolvía la fe al barcelonismo. Y fue la noche en que, decididamente, más allá de Artola, el fútbol descubrió a un tal Jean Marie Pfaff, clave en ese Beveren que ganaría la Liga pocas semanas después y que alcanzó la categoría de crack defendiendo durante seis años la portería del Bayern Múnich o que fue quien apartó a España de las semifinales del Mundial de México, en 1986.


Pero la historia estaba por escribirse aún. Y aquel 25 de abril de 1979 el Barça encontró el pequeño estadio Freethiel lleno. Y se vio arropado por más de 3.000 optimistas acompañando para defender el escueto 1-0 de la ida, marcado por Krankl de penalty, y la esperanza de, diez años después de la triste final de Berna, volver a una final continental. Europa había sido un carrusel durante el curso. Había comenzado aquella Recopa paseándose ante el Shakhtar soviético, que por aquel entonces poco o nada tenía que ver con el actual; siguió con el milagro inolvidable de Zuviría, la NOCHE más apasionante recordada hasta entonces en el Camp Nou ante el Anderlecht; continuó con un reencuentro ante el Ipswich de Robson, que sentenció un cabezazo de Migueli, y se dirigió a esa semifinal ante un pequeño pero crecido Beveren, que si lo puso difícil en el Camp Nou, dio nombre a 'Sant Artola Gloriós' en Bélgica. Porque aquella noche, el vasco se convirtió en leyenda.


Leyenda porque aquella noche Pello Artola redondeó la mejor actuación recordada, convirtiéndose en una muralla insalvable ante media docena de remates con sabor a gol de Janssens, Albert, Stevens, Cluytens o Schönberger, que siempre encontraron a ese portero vasco tan discutido como recordado para desesperar a los belgas. Es probable que hoy, tres décadas después, Artola siga siendo un nombre maldito en Flandes.
A las páginas de oro de la historia del Barça ha pasado, claro, la final de Basilea, aquel partido épico que el Barça venció por 4-3 al entonces poderoso Fortuna de Dusseldorf. Y de aquel curso ningún barcelonista olvida el gol de Zuviría, que sirvió para empatar la eliminatoria ante el Anderlecht. Pero Beveren, esa pequeña ciudad a 1.370 kilómetros de distancia, al norte de Bruselas y cercana a la frontera con Holanda, le dio al club el pasaporte a la gloria después de 90 infernales minutos en los que debió ganar a fútbol pero bien pudo perder a remates.


Un penalty, como en la ida, sentenció. Un derribo claro de Buyl a Krankl a tres minutos del final desembocó en el lanzamiento de Rexach a la red... y a la guerra de nervios que provocó al sentenciar el árbitro que debía repetirse el lanzamiento por considerar que Charly había hecho una 'paradinha' incorrecta. La imagen de los fotógrafos junto a los futbolistas protestando nos traslada a un pasado lejano, cuando el fútbol era tan distinto, a pesar de ser tan semejante. Repitió el lanzamiento Hansi, marcó y el Barça sentenció su pase a la final. La primera Recopa que iba a acabar en el museo.


Este es un video, encontrado en la red, impagable de cómo vivió la frustración la afición belga. Y en él se descubre la razón que tenía el gran Puyal. 'Sant Artola Gloriós'


Campo: Freethiel, 22.000 espectadores.
SK Beveren: Pfaff, Jaspers, Van Genechten (Lisazo 83'), Buyl, Baekce, Hofkens, Schoenberger, Albert, Stevens, Cluyten y Janssens.
FC Barcelona: Artola, De la Cruz, Migueli, Costas (Olmo 68'), Albadalejo, Neeskens, Sánchez, Asensi, Heredia (Esteban 79'), Rexach y Krankl.
Árbitro: Patrick Partridge (Inglaterra). Amonestó a Cluytens.
Gol: Krankl, de penalty (88').


Y así es como habían recibido al Barça a su llegada al hotel...

martes, noviembre 01, 2011

Mr. Robson, goleada bajo la tormenta

La relación de Bobby Robson con el Barça no empezó, como podría suponerse, en 1996. El 17 de mayo de aquel año, un día antes de que Cruyff y Gaspart escenificasen en los vestuarios del Camp Nou la salida en globo del holandés, el propio vicepresidente y Núñez sellaron en Madrid el fichaje del entrenador británico... Que doce años antes había rechazado una primera oferta aconsejando a Terry Venables y que conocía ya qué significaba el Barça desde 1977, cuando al frente del Ipswich Town vivió su primera experiencia blaugrana. Algo que nunca olvidaría.


Después de eliminar al modesto AZ'67 holandés en la tanda de penalties, la Copa de la UEFA emparejó al Barça de la temporada 1977-78 con el Ipswich Town, por aquel entonces entre los grandes de Inglaterra, que acababa de eliminar a la Unión Deportiva Las Palmas y que en el partido de ida, disputado en Portmand Road el 23 de noviembre de 1977 había arrodillado al equipo 'amarillo' de Michels por un incontestable 3-0. El siete de diciembre tocaba jugar la vuelta, en una noche infernal, fría y lluviosa que se aventuraba trágica, más teniendo en cuenta que tres días antes, en el mismo Camp Nou, el Real Madrid había ganado por 2-3, escapándose en una Liga que comenzaba, otra vez, a escaparse al Barça.

Apenas 30.000 espectadores desafiaron a la tormenta y se plantaron aquella noche del siete de diciembre en el Camp Nou. Pero al Ipswich Town de Robson el paseo comenzó a degenerar en pesadilla cuando en veinte minutos su portero Cooper había intervenido hasta en tres ocasiones y a la cuarta no pudo atajar el cabezazo de Cruyff, que devolvía la esperanza al Barça. Apenas comenzada la segunda parte una asistencia de Asensi desembocó en el 2-0 del propio Cruyff y la frialdad del ambiente ya había dado paso al ambiente de esas noches mágicas, en busca del milagro. Encerrado en su área, el Ipswich sobrevivía como podía al asedio de un Barça enrabietado, y tocado por la fortuna primero cuando Mills se encontró con el palo y después, casi al final, cuando una caída de Clares en el área fue designada como penalty, que Charly Rexach se encargó de transformar para igualar la eliminatoria.

Aquella noche del Ipswich no tiene la leyenda que alcanzó un año después el Anderlecht o el Goteborg en 1986, pero puede considerarse la primera épica en la historia de las remontadas con penalties en el Camp Nou. Y es que, sin goles en la prórroga, la eliminatoria desembocó en la lotería de esos lanzamientos. Allí el héroe incontestable fue 'San Artola Gloriós', que rechazó los lanzados por Viljoen y Woods, encaminando el pase blaugrana a los cuartos de final.

  
Campo: Camp Nou, 29.739 espectadores.
FC Barcelona: Artola, Sánchez (Amarillo 61'), Migueli, Olmo, Macizo, Neeskens, Rexach, Fortes, Cruyff, Asensi y Zuviría (Clares 61').
Ipswich Town: Cooper, Mills, Hunter, Tibbott, Talbot, Osman, Osborne, Whymark (Geddis 59'), Mariner, Gates (Viljoen 64') y Woods.
Árbitro: Erich Linemayer (Austria). Amonestó a Woods.
Goles: 1-0, Cruyff (21'). 2-0, Cruyff (46'). 3-0, Rexach, de penalty (87').
Penalties: Talbot, poste(0-0). Rexach, gol (1-0). Viljoen, rechaza Artola (1-0). Asensi, gol (2-0). Mills, gol (2-1). Olmo, rechaza Cooper (2-1). Woods, rechaza Artola (2-1). Amarillo, gol (3-1).

Un día antes de aquel partido, Cruyff, que consumía sus últimos meses en el Barça, ofreció una rueda de prensa (recordada en la hemeroteca de Mundo Deportivo) en la que afirmaba su intención de retirarse y no jugar en Estados Unidos... Vale la pena repasarla.

Accede a la entrevista clicando en la imagen

martes, agosto 09, 2011

Cinco de noviembre. Anonimus Colonia

El grupo Anonimus, dicen, ha amenazado con destruir la red social Facebook el próximo cinco de noviembre de 2011. Una fecha cualquiera... A no ser que se trate del Barça, que tiene esa fecha clavada en sangre. Y es que las dos peores humillaciones europeas sufridas en el Camp Nou acaecieron un cinco de noviembre. La primera, en 1980, motivó el doloroso cese de un personaje de leyenda como Ladislao Kubala; la segunda, en 1997, provocó un cantado adiós a la Champions en el primer curso de Louis Van Gaal como entrenador. En 1997, de hecho, el KO continental era ya esperado en esa fecha, por cuanto se jugaba la cuarta jornada de una liguilla que el Newcastle de Asprilla y el PSV de Cocu habían puesto demasiado cuesta arriba.

El 0-4 que entronizó a Shevchenko y acabó por sentenciar a Vitor Baía en 1997, con un Dinamo Kiev atómico que asaltó el Camp Nou sin piedad, igualó la primera y hasta entonces peor humillación sufrida por el Barça en Europa. La situación social y deportiva en 1980, de hecho, no era para nada más cómoda entonces, dos años después de la llegada de Núñez a la presidencia y con un Kubala que en apenas tres meses ya estaba con el agua al cuello, descolgado en la Liga y pendiente de cualquier tropezón para ser despedido, con Helenio Herrera en la recámara por segunda vez y un equipo al borde de un ataque de nervios.

Pero, para nada, podía imaginarse tal descabello aquel cinco de noviembre, dos semanas después de haber dado la campanada en el estadio Müngersdorf, cuando un solitario gol de Quini había puesto en franquicia aquella eliminatoria de 1/16 de final de la Copa de la UEFA. Con Schuster en la tribuna (fichado diez días antes) y los ánimos, parecía, renovados tras ganar en Alicante al Hércules, aquel partido ante el Colonia de Rinus Michels debía significar un resurgir... que se convirtió en un funeral tan inesperado como definitivo.
"Nosotros no podemos marcar los goles" expresó después en la tribuna un Núñez que acabó sentenciando el cese de Kubala, en una noche fría, lluviosa y catastrófica como pocas se recuerdan. Ahora, de hecho, a nadie se le pasaría por la imaginación situación similar. Y es que eran otros tiempos. El 1-0 favorable con que inició el Barça el partido desapareció rozando el minuto 40, cuando Strack lanzó un lejano misil que sorprendió a Artola y abrió la caja de los truenos en las gradas, con una afición de uñas con el equipo y que contempló como la lesión sufrida por Migueli (en su partido europeo número 50) le dirigía al matadero.

Aquel 0-1 con que acabó el primer tiempo y que igualaba la eliminatoria se temía ya como el inicio del fin. Y lo significó de mala manera. Apenas iniciado el segundo, Littbarski le regaló un centro de oro a Engels que puso el 0-2 y con el Barça roto, con apenas cinco minutos de diferencia (64 y 69) el propio Littbarski y Dieter Müller convirtieron el KO en una humillación histórica, con la hinchada barcelonista expresando pañuelo en mano su descontento, Kubala hundido en el banquillo y el Barça entrando en barrena.
Situaciones que hoy se antojan utópicas eran por aquel entonces habituales. Entre julio de 1978 y noviembre de 1980 desfilaron tres entrenadores por el banquillo. Rifé, ganador en Basilea había sido despedido y casi denunciado y la caída de Kubala motivó el regreso de Helenio Herrera, un veterano personaje que veinte años antes había sido el artífice del último gran Barça que se recordaba. Y que tuvo la misión de resucitar a un equipo muerto y enterrado a manos de un Colonia que asaltó como nadie podía sospechar el Camp Nou.

La noche acabó con incidentes, primero contra el banquillo del Colonia y después en las puertas de la tribuna. Con la afición clamando el grito de guerra habitual de 'Neeskens' como reprobación hacia todo y el Barça en puertas del fracaso más absoluto. Hoy nadie puede imaginar situación similar. Pero en aquel entonces era moneda habitual...

Campo: Camp Nou, 60.000 espectadores.
FC Barcelona: Artola, Ramos, Migueli (Martínez 40'), Manolo, Alexanco, Sánchez (Zuviría 23'), Canito, Asensi, Simonsen, Ramírez y Quini.
FC Colonia: Schumacher, Prestin (Littbarski 40'), Konopka, Strack, Willmer, Cullman, Engels, Botteron, Bonhoff, Müller y Woodcock.
Árbitro: Patrick Partrige (Inglaterra). Amonestó a Manolo y Alexanko del Barcelona y a Engels y Bonhoff del Colonia.
Goles: 0-1, Strack (39'). 0-2, Engels (46'). 0-3, Littbarski (64'). 0-4, Müller (69').

viernes, agosto 05, 2011

Bakero, Ehrmann y el milagro de Betzemberg

“Sin la ayuda de Dios no se llega a ninguna parte. Hemos jugado el peor partido del año pero la suerte ha sido decisiva. Ahora sí que tengo muchas esperanzas de ganar la Copa de Europa”. Johan Cruyff, sonrisa nerviosa como pocas veces se le vio, admitía en silencio, en los pasillos de Fritz Walter Stadion, que la fortuna había vuelto a visitarle en el momento preciso. Aunque esta vez fue en el prólogo de una obra inolvidable, la que acabaría 195 días después en el viejo y legendario Wembley.

El seis de noviembre de 1991, con dos goles de ventaja y una extraña confianza en su seno, el Barça se presentó en Kaiserslautern a cerrar su billete para la primera liguilla de la historia de la Copa de Europa. El campeón alemán no era el Bayern, sino un equipo que había ganado su primera Bundesliga en 38 años, con un equipo huérfano de estrellas y que en buena lógica no debía significar mayor contratiempo en esos octavos de final... Pero a los tres minutos de la segunda parte el FCK había igualado la eliminatoria y a un cuarto de hora para el final Goldbaek había encendido el infierno con un 3-0 que dejaba en la calle al Barça. Vestido de naranja, y colorado de los nervios, el equipo de Johan Cruyff se dirigía al matadero de manera irremediable cuando emergió de la nada José Mari Bakero para elevarse más que Kranz y Scherr y cabecear un balón imposible a la red.
Cruzado y envenenado, ese remate acompañado desde la distancia por millares de hinchas desesperados dejó clavado en el suelo a Gerry Ehrmann, el tipo que defendió más de 400 partidos la meta del Kaiserslautern entre 1984 y 1998 y que nunca ocultó, con el paso de los años, que aquel seis de noviembre vivió la mayor de las decepciones de su carrera. No es extraño si se considera que el gol de Bakero llegó cuando faltaban 15 segundos para alcanzar el minuto 90. “Debí llegar a ese remate. No sé qué me pasó que me quedé clavado mirando el balón” admitió tiempo después aquel portero que creció a la sombra del inolvidable Toni Schumacher en el Colonia y que once años y un día antes, el cinco de noviembre de 1980, había contemplado desde el banquillo como el Colonia asaltaba a lo bestia el Camp Nou para, con un 0-4, sentenciar el despido de Kubala.
Su relación con Schumacher nunca fue estrecha ni cordial y en cuanto abandonó Colonia con destino a Kaiserslautern no ocultó sus diferencias con aquel excéntrico portero recordado por su calidad... Y por una entrada asesina al francés Battiston en las semifinales del Mundial de 1982. Curiosamente, y a pesar de ser considerado desde su paso al Kaiserslautern en 1984 uno de los mejores y más regulares porteros de la Bundesliga, Ehrmann nunca alcanzó la selección alemana. Gerry fue a suceder en Betzenberg a un ídolo como Ronnie Hellström y si aquel es recordado, éste es poco menos que una leyenda... Con su noche trágica.

La ayuda de Dios, como dijo Cruyff, acudió al auxilio del Barça en el momento más dramático de aquella temporada. De hecho, el mismo Zubizarreta que sufrió una falta en el 1-0 y se quedó mirando en el 3-0, salvó dos remates envenenados y con sabor a gol que hubieran trasladado la eliminación a la categoría de humillación. Vestido de naranja y rojo de la ira, un empujón innecesario de Haber a Nadal en el minuto 89 dio paso a un milagro quizá poco conocido en el presente triunfal del Barça pero que explica, sin duda, qué era en aquellos tiempos el club. Para redondear el milagro, porque el partido no acabó con el vuelo de Bakero, apareció otra vez, salvador y no suficientemente elogiado entonces, Andoni Zubizarreta en el minuto 92 para sacar una mano milagrosa a un cabezazo de Haber. Encajó tres goles en siete remates pero aún fue trascendental, casi tanto como Bakero y, desde luego, más que Gerry Ehrmann, hoy preparador de porteros del propio Kaiserslautern y que sigue sin olvidar aquella noche del seis de noviembre de 1991.




Campo: Fritz Walter Stadion, 32.500 espectadores
FC Kaiserslautern: Ehrmann, Funkel, Shäfer, Hoffman, Goldbaek, Lelle (Kranz 87'), Hotic, Scherr, Witeczek, Haber y Kuntz.
FC Barcelona: Zubizarreta, Nando, Cristóbal, Guardiola (Nadal 80'), Koeman, Eusebio, Bakero, Witschge, Begiristain y Stoichkov.
Árbitro: Erik Fredriksson (Suecia).
Goles: 1-0, Hotic (34'). 2-0, Hotic (48'). 3-0, Goldbaek (76'). 3-1, Bakero (90').

jueves, julio 14, 2011

Ronaldo, el búfalo de Montjuïc

Si la jornada de aquel 25 de agosto de 1996 comenzó con la satisfacción blanquiazul por haber ganado su 'Ciutat de Barcelona' al Real Madrid en Sarrià (con goles de Benítez y Francisco) y siguió con el susto de leer en la prensa que el recordman mundial de natación Alexander Popov había sido apuñalado en Moscú, acabó con una frase, a la postre, premonitoria de Joan Gaspart, al que no se le ocurrió otra cosa que exclamar: "Con el tiempo, Ronaldo saldrá barato". No se equivocó el 'vispresident' porque apenas diez meses después el Barça hizo un negocio financiero tan espectacular como nefasto deportivamente con su venta al Inter por casi el doble de lo que había costado...

Pero aquella noche estival quedará para el imaginario barcelonista de una época difícil a la vez que apasionante por la felicididad que significó descubrir a un futbolista llamado a hacer historia. Fichado un mes y medio antes en Atlanta, Ronaldo debutó con el Barça en dos fugaces apariciones de 25 minutos durante el trofeo Gamper ante San Lorenzo e Inter, pero fue ante el Atlético de Madrid, en la ida de la Supercopa de España, cuando su presencia pasó de ilusionante a desbordante.

El estadio de la montaña olímpica no se llenó y, seguro, los que no se decicieron a esa excursión debieron (o deben aún) arrepentirse. 'Este tío es un búfalo' se escuchó decir en las gradas de Montjuïc viendo como se llevaba el balón como una locomotora entre Santi, Bejbl, Solozábal o López. Todavía tocada la moral por lo que el Atlético había significado la temporada anterior, el nuevo Barça de Robson encaró esa Supercopa con la intención de avasallar de principio a fin, y el equipo del doblete sufrió en carne propia la explosión de ese jovenzuelo que tanta alegría dio en su efímera etapa blaugrana.

Veinte minutos antes de comenzar el partido Antón Parera (el que luego pasó a la historia con el "Chusín, el precio lo pongo yo") confirmó el fichaje de Fernando Couto mientras entre risas Gaspart felicitaba irónicamente a Jordi Cruyff al conocer que en Old Trafford el repudiado hijo del repudiado Johan había marcado aquella tarde un gol con el Manchester United (ante el Leicester en la tercera jornada de la Premier). Pero cuando a las nueve y media de la noche Fernández Marín dio inicio a esa ida de la Supercopa nada ni nadie fue capaz de restarle un ápice de protagonismo al nuevo crack.
A los cinco minutos recibió un pase simple de Giovanni que convirtió en un corto sprint para soltar un zambombazo raso que sorprendió a Molina. Primer gol y primeras admiraciones. Con Prosinecki en el banquillo y Guardiola de mariscal, el barcelonismo intentaba aparcar el divorcio latente por lo sucedido pocos meses antes y el segundo gol, de Giovanni, a la media hora, pareció dar paso a esa felicidad que el tiempo demostró falsa.

Aquella noche, sin embargo, fue la culminación de un amor a primera vista entre el hincha y el crack. Bajando a recibir a la línea de tres cuartos, Ronaldo convertía cada aparición en una exhibición de talento y fortaleza y la abierta sonrisa de Núñez en el palco junto al orondo y nunca suficientemente denunciado Jesús Gil demostraba la excitación del universo blaugrana ante el futuro inmediato. Con todo, Ronnie dejó para la segunda parte lo mejor de su repertorio, especialmente en la parte final cuando el Atlético llegó a poner en duda la superioridad local.

Fue con la entrada en escena de Iván de la Peña que comenzó a fraguarse una 'sociedad' que pudo dar mucho y poco acabó dando. Parecieron entenderse sin mirarse y mostraron hacerlo sonriéndose, sobre todo en una jugada excepcional del brasileño por la banda del área en la que dejó clavado a Geli con un regate seco e inesperado en la línea de fondo que dio paso a una asistencia al cántabro para sentenciar el 4-2 antes de que en el último minuto redondease su mágica presentación con un gol a placer tras una jugada digna del mejor Kaká llevada a cabo por aquel Giovanni que también mostró de lo mucho que era capaz.

El Barça sentenció la Supercopa con un 5-2 de ensueño que despertó admiración y temor a partes iguales. "Esto es solo el principio" atinó a decir sonriente después Ronaldo, eufórico y feliz.
Aquel 25 de agosto de 1996 no fue un domingo cualquiera. Michael Schumacher, a los mandos de un Ferrari, venció el GP de Bélgica en Spa por delante del líder y futuro campeón del Mundial Jacques Villenueve; pero lo trascendental, deportivamente hablando, fue el descubrimiento al mundo de un nuevo 'Fenómeno'. Llamado a reinar en el fútbol, Ronaldo convirtió su presentación oficial como barcelonista en una fiesta que en el mundo globalizado de hoy habría sido universal. Quien tuvo la fortuna de disfrutarlo en vivo en Montjuïc, seguro, nunca podrá, ni querrá, olvidarlo.

Campo: Estadi Olímpic de Montjuïc, 37.500 espectadores.
FC Barcelona: Vítor Baía, Luis Enrique, Nadal (Abelardo 50'), Popescu, Sergi, Guardiola, AMor (De la Peña (68'), Giovanni, Figo, Stoichkov (Pizzi 72') y Ronaldo.
Atlético Madrid: Molina, Geli, Santi, Solozábal, Toni, Bejbl, Simeone (Vizcaíno 45'), Pantic, Roberto (Aguilera 45') (López 68'), Kiko y Esnaider.
Árbitro: Fernández Marín. Amonestó a Popescu, Figo y Luis Enrique del Barça y a Simeone, Santi, Vizcaíno, Geli, Esnaider, López y Molina del Atlético.
Goles: 1-0, Ronaldo (5'). 2-0, Giovanni (31'). 2-1, Esnaider (37'). 2-2, Pantic, de penalty ( 57'). 3-2, Pizzi (73'). 4-2, De la Peña (75'). 5-2, Ronaldo (89').

martes, julio 12, 2011

Mariano Bombarda, el principio del fin


Dos de agosto de 1994. El Dream Team de las cuatro Ligas acaba de llegar a Holanda para iniciar un stage que marcará el inicio del fin. Nadie lo sospecha todávía pero la ausencia del rebelde Romario, borracho de éxito en Río tras conquistar el Mundial, aventura un curso más difícil todavía. Huído Laudrup y aterrizado Hagi en su lugar aquel comienzo de pretemporada marcó el futuro, un futuro que acabaría, 21 meses después, con Cruyff saliendo del club a golpe de insultos.

Aquel dos de agosto de 1994 lo comenzó Johan a la suya, enviándole un recado envenenado a un Romario que ya había avisado que no volvería a Europa, al menos, hasta dentro de dos semanas. "Ya ganamos tres Ligas sin él, así que si decide quedarse en Brasil femomenal porque haremos el negocio del siglo" le disparó desde el aeropuerto de El Prat Cruyff. A la llegada a Doorwerth, cuartel general del stage, nada parecía amenazar la paz de la plantilla... En pocas horas llegarían los terremotos.

Aquel día en que Bittor Alkiza fue traspasado por la Real Sociedad al Athletic por 225 millones de pesetas, oscureció con el argelino Nourredine Morceli batiendo el record mundial de los 3000 metros en Mónaco, recortando la marca del keniata Moses Kiptanui hasta dejarla en un tiempo de 7'28'96. Dos días antes, en el mítico estadio de Sestrieres, Sergei Bubka había sumado un centímetro más a su colección de records de pértiga hasta los 6,14 pero la maravilla la había protagonizado Mike Powell, al que solo el viento apartó de igualar legalmente su record mundial de longitud con un salto vertiginoso de 8,95 metros. Eran los días en que rivalizaba con un tal Carl Lewis...

Pero para el Barça el dos de agosto era el inicio del primer curso sin Zubizarreta y sin Laudrup y en su primera prueba, en el Oostepark de Groningen, comenzó a contemplarse la posibilidad de que el Dream Team fuese era historia. Aquella tarde holandesa debutó con mando en plaza Carles Busquets en la portería y en poco más de media hora un equipo de la media tabla holandesa ganaba al subcampeón de Europa por 4-0. Un tal Mariano Bombarda, nacido en Cádiz y crecido en Argentina en la cantera de Huracán, debutaba con los verdiblancos del Groningen, al lado de Erwin Koeman, el hermano del héroe de Wembley. Y ese tosco delantero, cuya carrera no pasó después precisamente a la historia, se erigió en la primera piedra que sufriría a lo largo del año Busquets. El meta de los pantalones largos se comió dos goles y en un tercero quedó en evidencia al pretender regatear a un contrario, Schreuder, que provocó el pasmo general al acabar el balón en el fondo de la portería.

4-0 al descanso y unas caras en la tribuna de alucine solo comparables con el espanto con que los jugadores blaugrana acogieron en el vestuario la bronca de Cruyff. De ese 4-0 se pasó a un 5-5 final tan alocado como extraño. Con Jordi Cruyff marcando por partida triple y Gica Hagi dejando muestras de su excepcional calidad... y, también, de su muy poca adaptación al juego de conjunto del Barça.

La jornada acabó con una mítica rajada de Johan, en la que condenó sin contemplaciones a los integrantes del once inicial. "La primera parte me ha dejado muy claro quien es quien en este equipo" advirtió el holandés minutos antes de que los teletipos (en aquel entonces internet o las redes sociales ni se sospechaban) escupiesen unas declaraciones de Laudrup hiriendo más si cabe al barcelonismo al afirmar que "me he integrado mucho mejor al Real Madrid que en el Barcelona". También aquel dos de agosto de 1994 se dijo que Moses Malone había llegado a un acuerdo con el Iraklis de Grecia... Aunque todo quedó en nada porque el legendario pivot acabó firmando un último contrato con los San Antonio Spurs. La NBA todavía era un mundo aparte.

Pero lejos de Salónica, de Sestrieres, de Mónaco, Madrid o Barcelona, en Groningen, empezó a caminar el Barça triomfant de las cuatro ligas. Aquel verano de 1994 fue el inicio del fin y en las habitaciones del hotel de Doorwerth donde se alojaba el Barça, la noche del dos de agosto algún integrante de aquella plantilla comenzó a entender que nada es eterno. La gloria, desde luego que no.

Campo: Oostepark, 22.000 espectadores.
FC Groningen: Lodewijks (Roorda 45'), Boekweg, Veenhof, Erwin Koeman, Gall, Beerens, Schreuder (Hamming 65'), Roossien (Boudesteijn 24'), Bombarda, Kooijman y Sion.
FC Barcelona 1ª parte: Busquets, Geli, Nadal, Koeman, Sergi, Bakero, Ekelund, Amor, Escaich, Delgado, Begiristain.
FC Barcelona 2ª parte: Busquets, Sánchez Jara, Abelardo, Guardiola, Goikoetxea, Iván, Quique, Eusebio, Hagi, Jordi y Stoichkov.
Goles: 1-0, Bombarda (6'). 2-0, Schreuder (12'). 3-0, Schreuder (21'). 4-0, Bombarda (33'). 4-1, Jordi (51'). 4-2, Hagi (53'). 4-3, Jordi (70'). 4-4, Hagi (72'). 5-4, Bombarda (76'). 5-5, Jordi (81').