
Sant Jordi 1975. Franco aún está ahí, pero yo apenas sé quien es. Me interesan más un tal Clarke o un tal Bremner que en Inglaterra nos habían marcado dos goles.
El sábado pasado le habíamos cascado un 3-0 al Betis que al menos levantaba el optimismo en una Liga ya perdida y, como tantas veces (según fui aprendiendo con el paso de los años) ridícula. El Barça es cuarto a 15 puntos del Madrí (15 puntos de los de entonces que hoy, viendo la clasificación, serían 21). Pero nuestra guerra era otra. Habíamos vuelto 'mil años después' a la Copa de Europa y no podíamos fallar. Por el camino se quedaron el Voest Liz austriaco, el Feyenoord holandés y el Atvidaberg sueco. Ya estábamos en semifinales y enfrente teníamos al Leeds United inglés, que en la ida nos ganó por un 2-1 que no era insuperable. Nos esperaba el Bayern en la final... Y aún nos debe estar esperando.
Y es que Sant Jordi, patrón catalán, también lo es de los ingleses y será que aquella noche le tiró más lo británico, ¡kullons!. Con el campo lleno, más de 80.000 éramos ahí apretados y con el bocata a punto, a Michels le dio por jugársela. Puso juntos a Rexach, a Cruyff, a Heredia y a Clares. Y el Barça salió dispuesto a morir por el triunfo. Atacar y atacar era la consigna. Y en menos que canta un gallo un tal Lorimer nos hizo callar a todos. Marinho y De la Cruz, que si tu que si yo, se quedaron en babia y le dejaron el balón a este escocés que apenas si tuvo que empujarlo ante un pobre Sadurní que la vio entrar. 0-1 en seis minutos. Aún no conocíamos el significado de remontada épica pero a ello había que ir. Y entonces, esto sí lo recuerdo como si fuera ayer (bueno, anteayer), apareció un tal Stewart, el portero del Leeds, al que le dio por pararlo todo. Que si un remate de Clares, que si una volea de Rexach, que si un cabezazo de Migueli. Nada, no había manera.
Descanso, bocata, lamentos, Helenio Herrera en boca de mi padre y mis tíos (y quien es este Helenio Herrera me preguntaba yo) y vamos a ver después.
Pues nada, después más de lo mismo. Ese equipo de blanco se defendía de cualquier manera y a nosotros se nos acababan las ideas hasta que, en la desesperación, Gallego saca una falta 'a la olla' y ahí aparece la coronilla de Clares que peina la pelota y, sí, GOL. Entró. Faltan 20 minutos. No hay móvil para llamar a casa y decirle a mi madre que llegaremos más tarde porque habrá prórroga y, quizá penalties. Porque, también lo recuerdo, ni sospechábamos que íbamos a fallar.
Pero nadamos, nadamos, nadamos... y en la orilla nos ahogamos. El árbitro expulsó a uno de ellos por darle un puñetazo a Clares y hubo momentos que todos menos Sadurní estaban en el área de los ingleses, ahí, en el gol sur, el de Travessera, el nuestro. Pero nada, no hubo manera. Sant Jordi pasó de nosotros. La Copa de Europa seguía siendo fruta prohibida.
Volviendo a casa no pude callarme. ¿Y quien es el Helenio Herrera que tanto hablabais? le pregunté a mi padre. No me lo explicó demasiado pero me dijo que en Portugal, hacía años, un club había echado a un entrenador y que éste les había lanzado un maleficio. Sin saber si reir o llorar, le dije que qué tenía eso que ver con nosotros y me contestó que algún día sabría la historia de Helenio Herrera, la guerra que tuvo en Barcelona con Kubala, la marcha de Suárez y su cese. 'Desde entonces', me dijo, 'estamos así'. Con el tiempo conocí todas esas historias, pero a la mañana siguiente, en el cole, tuve que aguantar a la panda de burros del Madrid de mi clase burlándose de mi. Era un crío, y los críos, si son hinchas como era yo, sufren mucho más esas decepciones. Y sólo era la primera...
FC Barcelona: Sadurní, Marinho, Gallego, Migueli, De la Cruz, Neeskens, Asensi (Rifé), Rexach, Cruyff, Heredia y Clares.
Leeds United: Stewart, Cherry, Gray, McQueen, Hunter, Bremner, Madeley (Giles), Clarke, Jordan, Yorath y Lorimer.
Arbitro: Erich Linemayer
0-1 Lorimer 6. 1-1 Clares 69